domingo, 4 de agosto de 2013

La scelta giusta


Son muchas las cosas que viví durante la JMJ en Río de Janeiro, son muchas las enseñanzas con las que regreso, fueron muchas las bendiciones, muchos los regalos, muchos los dones. No tengo ganas de ponerlos en un orden cronológico o bajo ningún otro tipo de jerarquización porque creo que dentro del alma, dentro de la vida, no todo puede ser tan fácilmente etiquetable, tan fácilmente acomodado en “el cajón que le corresponde”, pero trataré de ir compartiendo poco a poco lo que espero que a otros les pueda servir.

Existe una expresión en italiano que me encanta porque creo que encierra muy bien una vivencia que todos hemos tenido, se trata de “fare la scelta giusta”, literalmente significa “ hacer la elección justa”, y tiene todo el peso de lo que implican esas palabras. Una elección que indica libertad, posibilidades, discernimiento, renuncia. Y justa, que incluye lo correcto, lo que corresponde, lo cierto. Tomar o hacer la scelta giusta es optar por lo que es mejor, no lo que es mejor para un interés particular mío, sino lo que es mejor en sí, objetivamente hablando, lo más atinado.

Una de los regalos que más agradezco a Dios, me lo dio en la playa de Copacabana, el día de la primera Misa, la Misa de inicio con el cardenal Orani. Ahí, de noche, en la playa, frente a ese escenario extraordinario lleno de luz y de color, con la alabanza hecha música, la música hecha sentimiento y el sentimiento hecho alabanza, con los miles de jóvenes que vivían la misma fe, el mismo amor, con el grupito de jóvenes que yo llevaba, viéndolos metidos en la Misa, haciendo oración, con la sonrisa en su rostro, ahí, de pronto sentí con una fuerza y una certeza desarmante que había hecho “la scelta giusta”, que no me había equivocado al seguir la invitación de Cristo para ser su sacerdote, que todas las pequeñas y grandes renuncias de mi vida, de mi vocación, no son en balde, que tienen sentido, que mi vida y mi consagración no son carentes de sentido, que tengo una misión personal y que en la medida en la que la alcance alcanzaré la plenitud, la felicidad. Ahí en un instante Dios me regaló esa certeza y fui feliz.

Ahora quedo con el deseo de hacer todo lo posible por lograr que muchos jóvenes tengan también esa certeza en su vida, con el deseo de invitar a otros a hacer lo posible para ayudar a  que los jóvenes escuchen la invitación que Cristo les hace en su vida, a ser felices, a vivir en plenitud, a brillar, a aprovechar cada instante, para que el día de mañana ellos puedan hacer una pausa, detenerse un momento en sus estudios, parar su trabajo del día, ver a la persona que quieren, guardar silencio unos segundos durante la fiesta, en fin, que puedan  contemplar un instante su vida con la realidad concreta que tienen enfrente y agradecer a Dios mientras se dicen a sí mismos, así en voz baja y con una serena alegría: “ho fatto la scelta giusta”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario