domingo, 30 de junio de 2013

Amaneceres...



Hoy por la mañana, mientras regresaba de la capilla a mi habitación, me topé con este amanecer y me resultó imposible resistir el deseo de subir a la azotea para poder contemplarlo con calma por un momento, y créanmelo, en vivo lucía mucho mejor de lo que se ve en esta foto.
Por otro lado, ya sé que la foto no está tomada desde el mejor ángulo y por si fuera poco además está toda llena de antenas, tinacos, edificios, árboles y cables que tapan el amanecer, pero bueno ¿no es así nuestra vida?
Siempre tenemos un horizonte que es bellísimo, aparentemente lejano pero afortunadamente real, sabemos que nuestra vida se dirige hacía ese Cielo, que algún día todos estos cansancios de la vida diaria, las preocupaciones, las dificultades y tristezas se terminarán y llegaremos al Cielo. Quizá la visión que te da el lugar en el que te encuentras actualmente no te permita ver como quisieras la belleza de ese horizonte, quizá hay muchísimas “cosas” que también en tu vida se interponen y te tapan la visión del amanecer al que nos dirigimos, pero la belleza del destino hacia el que vamos es tanta y es tan verdadera que logra hacer que los estorbos de la vida cotidiana no nos impidan llenar el corazón y el ánimo con la hermosura del paisaje.
Si hubiera existido la posibilidad de tomar la fotografía desde un lugar más alto seguramente habría sido una fotografía más “limpia”, más hermosa, pero a mí me gustó así, porque así es nuestra vida, una vida llena de cosas que se pueden corregir, de estorbos cotidianos, de obstáculos que hay que superar, pero que a pesar de todo no impiden que podamos detenernos, de vez en cuando, a contemplar la belleza del horizonte que está detrás de todo y hacia el cual todos nos dirigimos.    

martes, 18 de junio de 2013

De nuevo me lanzo a la loca idea de escribir un blog, debo decir que ya antes, cuando estuve viviendo en Roma, comencé a escribir uno, pero entre la poca capacidad de mi creatividad para encontrar temas y la mucha creatividad de mi responsable en el trabajo para encontrarme tareas por hacer, el proyecto de mi blog tuvo muy poca tiempo para disfrutar de este mundo de las redes y pronto se fue al cielo de los blogs (un minuto de silencio por mi primer blog). Si ahora hago este segundo intento se debe en parte a los comentarios de algunos amigos que me sugirieron retomar esto de escribir, no sé con cuanta buena intención, y en parte a un impulso desordenado que tengo por querer siempre estar comunicando y compartiendo lo que pienso.  

Ya sé que el título de este blog no es lo más llamativo del mundo, pero para mí resume muy bien lo que ha sido la motivación de mi vida; el deseo de ir siempre más allá. Más allá de lo que ya conocemos, más allá de las ideas paradigmáticas, más allá de la realidad inmediata que palpamos para ir a la verdad profunda de las cosas o al menos a una realidad más auténtica de la que nos permite ver la apariencia. Para llegar a este siguiente nivel de conocimiento de la realidad muchas veces no hace falta otra cosa que ir dos pasos más allá del lugar hasta el que hemos llegado. Dos pasos más en el amor, en la atención, en la paciencia, en la observación. 

Los pocos lectores que este blog tenga sabrán muy rápido, si no lo saben ya, que soy sacerdote católico y que como tal vivo, pienso y escribo. Los temas y la periodicidad... pues bueno los temas, la periodicidad, el formato y otros mil detalles ya se irán definiendo con el tiempo y con el uso. 

Por lo pronto basta con que sepan que por aquí estaré compartiendo con ustedes alguna que otra reflexión que espero les pueda ser de utilidad. Que Dios los bendiga.